Los ‘smart contracts’ permiten automatizar las relaciones contractuales sin la intervención de intermediarios. La tecnología ‘blockchain’ ha impulsado el desarrollo de los contratos inteligentes, un sector para el que se prevé un crecimiento del 82,2% entre 2023 y 2030, según Grand View Research.
El ‘blockchain’, un tipo de base de datos distribuida (DLT, por sus siglas en inglés), consiste en una cadena formada por bloques que contienen información codificada de una transacción en red. Esta división en bloques garantiza que todos los usuarios vean la misma información, a la vez que evita falsificaciones. Así, ‘blockchain’ permite transmitir información sin que una parte tenga que confiar en que la otra sea honrada. Esto lo convierte en la plataforma ideal para los ‘smart contracts’, contratos que se ejecutan por sí mismos sin que intermedien terceros.
El mercado de los ‘smart contracts’ o contratos inteligentes estaba valorado en 684,3 millones de dólares (unos 630 millones de euros) en 2022, de acuerdo con un reciente informe de Grand View Research. La consultora estima que el sector irá al alza en la próxima década: se estima que entre 2023 y 2030 los contratos inteligentes crecerán un 82,2%.
Definición de los ‘smart contracts’
El criptólogo Nick Szabo fue el primero en pensar en unos protocolos informáticos que permitiesen el comercio electrónico entre desconocidos y que viniesen a sustituir el papeleo legal. Hoy un contrato inteligente hace referencia a un contrato que se ejecuta por sí mismo sin que intermedien terceros.
Para ello, los ordenadores juegan un papel fundamental, ya que los ‘smart contracts’ se escriben como un programa informático que se ejecuta automáticamente a medida que se cumplen unas condiciones predeterminadas. Por ejemplo, podría liberar fondos al recibir una firma que se ha solicitado previamente. No se trata solamente de almacenar electrónicamente documentación o permitir la firma electrónica, como se ha hecho hasta ahora, sino que estos programas realizan análisis y ejecutan alguna de las partes de su lógica interna.
Ventajas de los ‘smart contracts’
Los contratos inteligentes también suponen para sus usuarios:
Seguridad. Al utilizar tecnología ‘blockchain’, los datos de los contratos van encriptados. Esto los hace difícil de vulnerar por ciberatacantes.
Inmediatez. Al estar automatizados, los contratos se ejecutan de forma inmediata en cuanto se cumple la condición que lo permite, lo que supone un ahorro de tiempo y dinero.
Precisión. Los contratos inteligentes se completan de forma automática, por lo que se evitan los errores asociados a las tareas manuales.
Transparencia. Al no haber intermediarios, los únicos que acceden al contrato son las partes interesadas. Esto evita posibles alteraciones de la información contenida en el documento.
Los ‘smart contracts’ suponen un paso hacia adelante en la automatización de trámites y permiten la ejecución de negocios entre desconocidos de manera fiable.
Plataformas para el uso de ‘smart contracts’
Para poner en marcha los ‘smart contracts’, han ido apareciendo diferentes plataformas que permiten a los usuarios firmar contratos sin la intervención de intermediarios.
Ethereum. Plataforma de ‘blockchain’ descentralizada en la que se establece una red ‘peer-to-peer’ que ejecuta de forma segura contratos inteligentes inmutables y verificables.
Hyperledger Fabric. Tecnología de contabilidad distribuida que se puede utilizar para ejecutar contratos inteligentes y orientada al uso empresarial.
Corda. Plataforma que se centra en el almacenamiento y procesamiento de datos digitales.
Stellar. Similar a Corda, pero admite una gama más amplia de lenguajes. En este caso, impone restricciones (como la firma de un mismo contrato por varias partes) para continuar con la transacción que se establezca en el ‘smart contract’.
Rootstock. Plataforma que permite el procesamiento de transacciones más rápido y es compatible con Ethereum para la firma de contratos inteligentes.
Sectores que utilizan ‘smart contracts’
El nacimiento de este tipo de plataformas ha permitido que los contratos inteligentes se empiecen a utilizar en varios sectores.
Seguros. Los ‘smart contracts’ pueden ayudar a la automatización de los procesos de indemnización.
Logística. Los contratos inteligentes mejoran el funcionamiento de las cadenas de suministro, ya que permiten hacer un seguimiento más preciso de la actividad. Esta mayor trazabilidad aumenta la sensación de transparencia, así como la confianza entre proveedores y minoristas.
Inmobiliario. Su aplicación a las hipotecas permite, por ejemplo, crear libros de contabilidad digitales. En ellos se registra información sobre créditos, transferencias e impuestos, útiles para determinar el riesgo para el prestamista de concederle una hipoteca a un individuo concreto. También se puede utilizar para las transacciones inmobiliarias o los contratos de obras.
Finanzas. Las transacciones financieras, la gestión de activos bursátiles, los cambios de divisas o los giros bancarios son algunas de las aplicaciones que destaca BBVA Suiza.
Estos son solo algunos de los sectores en los que los ‘smart contracts’ son una realidad, si bien es probable que el continuo desarrollo de la tecnología amplíe sus aplicaciones de cara al futuro.
Retos de los ‘smart contracts’
Desde su lanzamiento, uno de los principales retos de los contratos inteligentes ha sido la dificultad de unir dos mundos, el tecnológico y el legal. Es decir, los contratos inteligentes escritos por técnicos y los contratos propiamente dichos, escritos por abogados.
«El reto no es solo trasladar todo el lenguaje legal a un mundo computacional, sino que además se tienen que dar muchos avances para lograr su validez jurídica y estandarización en la industria», advierte Alicia Pertusa, responsable de Estrategia y Transformación en Client Solutions de BBVA. La inteligencia artificial, y en especial el procesamiento del lenguaje natural, podría ser un gran aliado en este punto.
Estos contratos inteligentes permiten hacer negocios entre desconocidos de manera fiable y sin necesitar un intermediario de confianza. Además, el ‘software’ automatiza el cumplimiento de las promesas contractuales.
Ante este posible escenario, la pregunta que se plantea es si esta tecnología va a poder sustituir la labor de los abogados o los servicios jurídicos de una empresa. De esta manera, concluye Sebastián de BBVA Research: «El papel de los abogados podría cambiar y pasar de adjudicar contratos individuales a producir plantillas de ‘smart contracts’ en un mercado competitivo, pero los ‘smart contracts’ son una evolución del sistema legal, no una sustitución del mismo».
Fuente: BBVA