Un estudio refleja el alto grado de insatisfacción de la ciudadanía con la dilatación de procesos, pese a reconocer el trabajo de los jueces
La justicia española es lenta. La última encuesta realizada por Mecroscopia, bajo el encargo del Consejo General del Poder Judicial, refleja que España aún no cumple los deberes en materia de agilidad judicial, el que sigue siendo su talón de Aquiles. Según el documento La imagen de la Justicia entre usuarios de los servicios, que recoge la opinión de 702 encuestados, uno de cada cuatro usuarios coincide en que los tribunales tardan demasiado en dar salida a los asuntos que les llegan. Existe consenso en señalar que los políticos tratan de influir en el Poder Judicial y de controlarlo, más que de dotar de medios a los tribunales (un 75% estuvo muy de acuerdo en esta afirmación).
A pesar de esta lentitud, la percepción de la ciudadanía sobre la labor de la judicatura fue buena en términos generales. El 80 % de los usuarios de la Justicia estuvo muy de acuerdo (39 %) o bastante de acuerdo (41 %) con la afirmación de que los jueces están bien preparados y son competentes. Los tribunales son lugares donde las partes son tratadas con respeto, ocho de cada diez consideraron que la actitud del juzgador fue respetuosa (un 11 % opinó lo contrario). En el caso de los que ganaron el juicio, son un 92 % los que opinaron que fueron tratados con respeto, mientras que esta opinión la comparten el 77 % de los que perdieron o aún no conocen la sentencia.
Imparcialidad
La Justicia es valorada como un poder imparcial. El 81% de los participantes en el estudio consideró que su juez fue imparcial y un 71% opinó que el juzgador escuchó con atención a las partes. Además, el 69 % de los encuestados coinciden con la afirmación de que, con todos sus defectos e imperfecciones, la Justicia constituye la garantía última de la defensa de la democracia y de las libertades de los ciudadanos.
En términos de independencia, el 58 % también está muy de acuerdo (18 %) o bastante de acuerdo (40 %) con que los jueces resuelven conforme a la ley por muchas presiones que puedan recibir. El 28 % está poco de acuerdo y el 10 %, nada de acuerdo con esta afirmación.
Sin embargo, la confianza en el sistema judicial es una asignatura pendiente. A pesar de la buena valoración de los jueces, la confianza en el sistema es buena solo para el 47% de los encuestados, mientras que el mismo porcentaje mantiene una opinión negativa de los tribunales.
Claridad
La justicia es lenta, pero clara: hayan ganado o no el litigio, los participantes se mostraron satisfechos con la atención y el trato recibidos en los tribunales y con la claridad del procedimiento. Así, tres de cada cuatro encuestados entendió el desarrollo del juicio donde estuvieron implicados (un 22% no). De los que ganaran su pleito, el 84% entendió el curso del proceso, mientras que el porcentaje de entendimiento fue menor en el caso de los perdedores (el 67%).
El judicial vuelve a ser el mejor valorado de los tres poderes del Estado. El 37 % de los encuestados cree que funciona mejor que el Ejecutivo, frente al 23 %, que opina que funciona peor. Comparado con el Poder Legislativo (las Cortes), el 30 % cree que el Poder Judicial funciona mejor y el 22 %, peor