La Ley de Garantías se actualizó a principios de 2022 con el objetivo de proteger a los consumidores y promover una industria tecnológica más sostenible. Con este cambio legislativo, la garantía de los dispositivos tecnológicos se amplió de 2 a 3 años. Así pues, en caso de que un dispositivo presente un defecto de fábrica, el consumidor se encuentra más protegido y el fabricante está comprometido con el cliente durante un periodo de tiempo más largo.
Esta modificación legislativa es entonces una iniciativa orientada a alargar la vida útil de los dispositivos. La Ley de Garantías nos conduce a un mercado que ofrece productos de mayor calidad y durabilidad, en el que los usuarios puedan hacer un consumo más responsable de la tecnología.
El vendedor es quien deberá hacerse cargo de la reparación del producto. Al menos durante los tres primeros años después de la venta de un producto nuevo, cualquier fallo o error de fabricación tendrá que ser solucionado por la empresa vendedora. En caso de que se trate de un producto de segunda mano, se debe pactar la garantía, que siempre tendrá que ser de un año o superior.
El periodo de reparación es ahora de 10 años. La posibilidad de reparar el producto pasa de ser de 5 a 10 años, lo que significa que los productos deben contar con un servicio técnico adecuado y que el fabricante debe proporcionar las piezas de reparación de un producto durante ese periodo. Esto permite alargar la vida útil del producto y fomentar su reparación. Estas novedades son grandes avances para la industria y, sobre todo, para el medio ambiente. Así cambiamos un uso intensivo de los recursos naturales y una elevada generación de residuos, por un modelo en el que los bienes conserven su valor durante más tiempo.
¿Y los servicios digitales? En el caso de la adquisición de servicios o contenidos digitales, como pueden ser plataformas de contenido audiovisual en la red o bien descargas de archivos, la garantía contemplada en la ley es de 2 años.
¿Qué pasa cuando un producto no cumple con las expectativas? La no conformidad consiste en la no adecuación del producto al uso que ha pretendido realizar el consumidor. Teniendo esto en cuenta, el plazo mediante el cual el consumidor puede manifestar esta no conformidad con el producto es de 3 años una vez realizada la compra.
Reparación o sustitución ante un producto defectuoso. Cuando el defecto venga de fábrica, el consumidor podrá escoger entre la reparación o la sustitución por un dispositivo nuevo. Sin embargo, la ley advierte de que la opción elegida debe solucionar el problema, pero no debe derivar en costes desproporcionados en comparación con el remedio alternativo.
Pese a que todos los productos y fabricantes tecnológicos están protegidos por la ley, un par de recomendaciones para facilitar los procesos de queja o reparación:
Guardar siempre el ticket de compra. De no hacerlo, es posible que el plazo de garantía actual no se aplique. Siempre hay que poder demostrar cuándo se hizo la adquisición para que se pueda reparar el producto.
Leer siempre la garantía de los productos. Estar al corriente del tipo de producto o servicio adquirido y cuáles son las opciones de reparación o sustitución es clave. De esta forma el consumidor conoce su derecho y, además, puede llegar a reducir costes si valora la opción de reparar en vez de hacerse con el último modelo.